SOBRE MUSEOS Y PORCENTAJES
Curiosos y absortos asistimos en Neuquén a la disputa pública entre políticos y burócratas sobre la utilización del Museo Nacional de Bellas Artes y sobre los porcentajes que merecen nuestros artistas del presupuesto que nuestra Municipalidad tiene para fines culturales.
Unos y otros tironean de las sumas que obtenido de la gabela que pesa sobre todos nosotros, los auténticos propietarios de esos bienes. Como ya es costumbre en este sistema inequitativo, el manejo de la cosa publica siempre termina por ser una actividad eminentemente privada y, a veces, tan privada que no se conocen, por ejemplo, los montos del famoso presupuesto que se disputa. Quizás, este escándalo nos permita enterarnos del monto de dinero que se maneja en este pequeño negocio público. Puede ser que, cuando nos enteremos, nos demos cuenta realmente, a que se debe tanta crispación. Y no nos referimos solo al mero presupuesto destinado a cultura del municipio, sino también, al total de los aportes que regularmente realizan diversas empresas contratistas, como YPF, con ese mismo destino, a cambio, por lo menos en parte, de algunos favores administrativos. En fin, consecuencias del tan manido “lobby” con el que se maneja la política actualmente. Pero este total puede ser interesante.
Parece que no se trata de poco dinero. Pero: ¿Cuánto es, en fin, el total que recibió la Secretaria de Cultura, en el ejercicio del año pasado, por ejemplo? ¿De que estamos hablando, de cuanto estamos hablando?
La UNE propone, generosa, un reparto equitativo entre el mascaron de proa de la cultura oficial, la famosa sucursal local del Museo Nacional de Bellas Artes de la Nación, que tan poca plata le costo al erario nacional, y que representa la mayor sangría al modesto presupuesto para cultura y los artistas locales del municipio.
¿De que mente perniciosa surgió ese adefesio que nos agobia y finalmente nos entristece? ¿Qué elite nefasta invento este estuche dorado para la cultura? ¿Qué tipo de burguesía insatisfecha y acomplejada necesitaba este antro para pavonearse con sus amigos de Buenos Aires o de Nueva York? Habría, primero, que contestarse estas preguntas, para después decidir que hacer con ese inmenso edificio en donde se enclaustran las obras que nacieron para vivir al aire libre, con la gente sencilla, en países y contextos, a veces muy remotos y extraños para nosotros. Porque no existe el arte universal y eterno sino el arte localizado para la gente común, que lucha y sufre y que no sabe de burocracias ni de oficinas, ni de presupuestos amañados para ocultar salarios altos y excusas jerárquicas.
¿El pueblo de Neuquén decidió la construcción de este monstruo que se lleva todo el presupuesto de cultura del municipio? ¿O lo decidieron un grupo de marchants y de burócratas que atisbaron la posibilidad de crearse un buen pasar con lindas oficinas y trabajo ocioso y vitalicio asegurado?
Ante este repugnante tironeo entre políticos que quieren sumar votos a su campaña y burócratas que se atrincheran en sus oficinas como la tradicional empleada publica de Gasalla, los artistas plásticos nucleados en la Asociación Neuquina de Artistas Plásticos (ANAP) declaramos:
1- El presupuesto municipal y provincial destinado a promover las actividades culturales en la Provincia del Neuquén, debe ser aplicado en su totalidad a la promoción de los artistas de la provincia de Neuquén, que, dicho sea de paso, también pertenece a la Nación Argentina.
2- El arte no pertenece a ningún propietario individual, es decir, no es propiedad de nadie, sino que el arte es del pueblo y para el pueblo. El mercado del arte ha sido inventado por los marchants, solo para su beneficio y es una gran burbuja financiera a largo plazo que se alimenta solo de su propaganda, como la Coca-cola y los sándwiches de Mc Donald’s.
3- El arte no se puede solo encerrar en un museo, que no casualmente recuerda a los mausoleos de las necrópolis. Lo que hay en los museos son las cáscaras vacías, los cadáveres de unos organismos vivos, mal llamados objetos de arte, que alguna vez vivieron y respiraron junto a los hombres vivos que los necesitaban par animarse a soportar las inclemencias de la naturaleza y de la sociedad en donde vivieron, sufrieron, amaron y murieron. Por lo tanto, no les demos de comer a los sepultureros del arte mas de lo que necesita un buen enterrador.
4- Por todo lo anterior, no apoyamos la discusión de porcentajes ni de presupuestos para museos. El arte existe para vivir al aire libre, junto a la gente común, que lo busca y lo necesita. El arte es como la comida, la bebida y el amor. Debe servir a la vida y a los sueños de todos y no para engordar las pesadillas y los negocios de políticos y burócratas.
ANAP
Asociación neuquina de artistas plásticos